Cuatro.
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LLN. |
Y, aun con su cabello mojado, derramando pequeñas gotas por su esbelta espalda, secábase su cuerpo la sencilla dama; con toalla gris, como su tez, nublada. Y sin previo aviso llegó a quien aguardaba; comenzó a recoger las gotas de la espalda de la dama. Recorrió con sus labios su misteriosa espalda, hasta llegar a sus cabellos y en su nuca calmarla. Y con la espalda al descubierto la muchacha suspiraba, con un agitado aliento, deseando a quien amaba. Su amor recorrió a besos aquella nuca que adoraba, y ella sintió en su cuerpo el terremoto que provocaba.
''Es como... celebrar los primeros cuatro meses del nacimiento de un nuevo ser inmortal.''
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