lunes, 15 de noviembre de 2010

Y que las miradas hablen.



   Un día, que al comienzo parece ser como otro cualquiera, te levantas por la mañana, sin imaginar cambios bruscos, sigues tu vida diaria de verano, esos días sin mucho que hacer. Esa tarde, te sientas frente a tu pantalla de ordenador, como de costumbre cuando no hay nada que hacer y... por la noche, esa misma noche, por primera vez, eres capaz de mirar a alguien a los ojos fijamente, eres capaz de sostener esa mirada, de valorar una pausa, de estar a gusto en silencio, eres capaz de... eres capaz de callar y sentirte cómoda, de sentir una mirada confortable en tus pupilas.



Por primera vez en tu vida, te has dado cuenta de que algo ha cambiado, en... un día ''cualquiera''.
Que a partir de ese momento, será considerado como el primer día.
Con los ojos clavados. Me enseñaste a valorar el silencio.

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